Los vecinos de Lucero, un barrio en el oeste de Madrid del distrito de Latina, vive en pie de guerra contra los narcopisos que suministran diariamente droga. El 13 de septiembre, 300 policías se desplegaron en sus calles para culminar una investigación de un año para desmantelar estos puntos de droga. Hubo 33 detenidos, que la jueza puso en libertad dos días después. Este es un ejemplo de que cuando la acción delictiva pasa a cometerse en una vivienda, las dificultades para frenar el crimen se incrementan. Las vigilancias se hacen complejas, reunir pruebas para que el juez permita entrar a los domicilios es más laborioso y los delincuentes se blindan con todas las medidas de seguridad posibles.
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