La miniaturización es un arte ligado a la relojería desde sus inicios. En Audemars Piguet lo saben desde hace mucho: en los años noventa lanzaron la primera versión reducida de su emblemática caja Royal Oak, diseñada por Gérald Genta, y ahora retoman esa herencia con ímpetus renovados. El Royal Oak Mini, con sus 23 milímetros de diámetro, es el reloj más pequeño de la familia y late gracias a un movimiento de cuarzo cuya batería tiene una duración de 7 años. Pero no es una miniatura sin más: disponible en oro blanco, amarillo o rosa de 18 quilates, siempre en diseños monocromáticos, su superficie presume de la textura Frosted Gold, desarrollada por la joyera florentina Carolina Bucci. Consiste en realizar pequeñas hendiduras en la superficie del metal que reflejan y refractan la luz como si fuesen piedras preciosas.
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