Los nervios circulaban la semana pasada por las fábricas de ArcelorMittal en España. Y no porque se celebrasen elecciones sindicales. La compañía con sede en Luxemburgo ha parado la acería y el tren de laminación de alambrón en Gijón. La planta navarra de Lesaka, ahora operativa, ha sufrido paradas intermitentes a lo largo del año. Otras factorías mantienen su cartera de pedidos, pero la alicaída demanda mundial y la competencia de China vuelven a un primer plano.
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