Las piezas están repartidas en 12 secciones, que tienen como objetivo contextualizar Siena como un importante centro de actividad artística, económica, política y religiosa en las décadas previas a la catastrófica aparición de la peste negra (alrededor de 1350).
Entre las pinturas más destacadas se encuentra La Virgen y el Niñode Duccio, que se unió a la colección del MET en 2004 por la suma de 45 millones de dólares. Este cuadro es testimonio de un momento de transformación en el arte occidental, ya que el autor presenta imágenes sagradas bajo la apariencia de personajes de la vida cotidiana. Así, Duccio abandona las formas góticas y ese concepto bizantino del cuadro como icono simbólico del ser divino.
Otro autor sienés presente por aquellos años en la escena pictórica fue Simone Martini. Al igual que su maestro, en sus escenas de Virgen con Niño muestra el vínculo familiar que comparten, si bien María mantiene la cabeza ligeramente inclinada en reconocimiento de la condición divina de Jesús. A diferencia de la tabla de Duccio, la de Martini incluye una banda inferior llena de santos, donde se inserta además la figura de una mujer vestida con el hábito negro de una monja en posición de orar.
El recorrido guarda también un espacio para la obra maestra de Martini: el políptico Orsini. Consta de cuatro tablas de madera pintadas por ambas caras. Por un lado, las escenas cristológicas que aparecen son Camino del Calvario, la Crucifixiónla Deposición y el Entierro. En el reverso se representan el escudo de armas de la familia Orsini, la Virgen Anunciadora y el Arcángel Gabriel.
Uno de los elementos que se puede apreciar a simple vista es la multitud de personajes, que no se limitan solo a los esenciales de los relatos evangélicos. Esto dota al panel de una continuidad compositiva y un sentido narrativo, enlazando visualmente cada uno de los acontecimientos que tienen lugar en las cuatro tablas.