La necesidad era creciente en Montilivi. Tres derrotas consecutivas en una semana ahogaban al Girona de Míchel en un bache que sabía a urgencia. Tres puntos urgían para recuperar la seguridad, y el feudo gironí, donde el año pasado se alzaron prácticamente imbatibles, parecía el lugar perfecto. Pero no lo fue, y el Girona, en un partido con un ritmo muy alto aunque con escasas ocasiones al inicio, tan solo pudo lograr el empate contra un Rayo Vallecano hundido en su campo (0-0). Un encuentro en el que se repitió el problema de esta temporada en el equipo de Míchel, y que recuerda que no es el del año pasado: capacidad limitada para generar peligro y pérdidas en pases sin pulcritud. Aunque, esta vez, el Girona fue de menos a más, ganando comodidad y velocidad sobre el césped. Primero tuvo dificultades para generar ocasiones. Después, para materializarlas. El equipo catalán sigue sin reencontrarse: es el cuarto partido consecutivo sin ganar.
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