Porfirio Díaz, quien había gobernado México durante tres décadas, quería mostrar al mundo que en 1910, a un siglo de su independencia, el país era una nación civilizada. Las Fiestas del Centenario, una serie de actos protocolarios e inauguraciones de obras y monumentos fueron el marco para la inauguración de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el 22 de septiembre. A partir de la unión de distintas escuelas, la casa de estudios se convirtió en el bastión de progreso y desarrollo que Díaz quiso mostrar al mundo, pero sobre todo, profesionalizó el saber e impulsó la investigación en un país lleno de contrastes donde el 80% de la población era analfabeta.
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