Cuando en el verano de 2019 falleció Lars Larsen, el hombre más rico de Dinamarca, los medios de comunicación del país se llenaron de mensajes de condolencia. “Extrañaré su personalidad, orgullo y humildad. Mostró cómo hacer negocios en Dinamarca sin necesidad de paraísos fiscales y otros circos financieros”, decía un lector del periódico Ekstra Bladet. “Ha fallecido una persona extraordinariamente común y corriente. Un hombre con el que todos podemos identificarnos”, subrayaba otro. Muchos admitían haberlo conocido personalmente y valoraban su proximidad: “Me acerqué a saludarlo un día y parecía tan interesado en mí como yo en él”. La abrumadora mayoría, exceptuando algún comentario que le afeaba tacañería a la hora de pagar a sus empleados, trasladaban expresiones de gratitud hacia el que calificaban como “el tendero de Dinamarca”.
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El turismo dispara las ventas
En el grupo danés son muy positivos respecto al desarrollo del mercado español y portugués. “Se refleja en la confianza del consumidor, que crece año a año. Desde la pandemia se generó un movimiento en las personas. Se dieron cuenta de que el hogar es importante”, explica el director de Jysk en la Península. Una de sus grandes fuentes de ingresos procede de la ola de alquileres turísticos. “Lo vemos en algunas áreas, como el negocio con empresas. Hace año y medio desarrollamos esa línea en la que el 90% de nuestros clientes vienen del sector turismo, especialmente de residencial. También de quienes tienen pequeños hoteles. No nos podemos olvidar que somos el primer país turístico a nivel mundial y Portugal el octavo, y esto nos beneficia”.