Lo mejor, lo inteligente, lo prudente, es resolver las dificultades antes de que surjan. Está escrito desde hace 2.500 años al menos (Sun Tzu), pero es más fácil de decir que de hacer. Quizá porque los problemas no siempre se detectan a tiempo; quizá porque, aunque se detectan, nadie sabe resolverlos. Bank of America ha encontrado dificultades en dos áreas de actividad sensible: el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) y la lucha contra el cambio climático. Navegan en rumbo de colisión. En uno de sus últimos informes sobre precios del petróleo, el banco de inversión alerta del “enfrentamiento inminente entre la inteligencia artificial y la lucha contra el cambio climático”. La razón: la creciente demanda de energía —y agua— de los centros de datos, que mantendrá a los hidrocarburos —y sus precios— en lo más alto. El enfrentamiento que se anuncia, sostiene el banco, “tiene la energía en su núcleo”.
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