Giorgia Meloni está en un aparente callejón sin salida en su empeño de continuar con su plan de deportaciones de migrantes a Albania por los obstáculos legales planteados por los tribunales. Sin embargo, la primera ministra italiana está decidida a seguir adelante. Entre otros motivos, porque se siente respaldada por Bruselas y por muchos países de la UE que ven con buenos ojos su iniciativa: a la reunión de la semana pasada en la capital belga para explicar su modelo acudieron representantes de 11 Estados miembros y la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
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