El Gobierno de López Obrador ha tenido como prioridad el reflotamiento de las finanzas de las paraestatales eléctricas, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Los apoyos directos del Ejecutivo corren en paralelo a los llamados apagones del servicio eléctrico y la incertidumbre de los operadores privados frente a la política energética del próximo Gobierno, frente a una Administración saliente que sin recato aseguró que el objetivo primario era el rescate de la CFE, en detrimento de los privados. Aunque el rescate a la petrolera a manos del Ejecutivo ha acaparado los titulares por la magnitud de las inyecciones directas, los subsidios y transferencias directas para la eléctrica que dirige Manuel Bartlett tampoco son asunto menor. De enero a agosto de este año, estos subsidios ascendieron a 65.265 millones de pesos, un incremento de 1,6% respecto al mismo periodo del año pasado, de acuerdo con los datos de la Secretaría de Hacienda.
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