Más de 25 millones de personas en el mundo se someten cada año a una cirugía o a un tratamiento estético. Las más practicadas son el aumento de pecho, la liposucción y la blefaroplastia para retirar el exceso de piel en los párpados, así como las inyecciones faciales de toxina botulínica y de ácido hialurónico.
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Intrusismo y redes sociales
Cirujanos y clínicas están muy expuestos al ojo público. Muchos recurren a las redes sociales y a las influencers para publicitar sus tratamientos y cirugías. Tiene su parte buena: “Ha ayudado a que haya un auge de la cirugía”, cree Francisco Gómez Bravo, presidente de la Aecep. Y tiene su parte mala: que supuestos profesionales, que en realidad no lo son, usen las redes sociales para publicitarse. “Hemos visto cómo se utilizan fotogramas engañosos: desde efectos de la luz que pueden alterar la percepción de los resultados, hasta el uso del Photoshop vendiendo un resultado falso. No hay un control y es muy peligroso. Hay personas que se aprovechan, falsos cirujanos, sin títulos de especialista”, añade el cirujano plástico. “A la gente le confunde y acaban creando expectativas poco realistas, que generan frustración”, apunta Mar Mira, de la clínica de medicina estética Mira+Cueto. Precisamente Noruega acaba de prohibir a los influencers y a las marcas retocar fotos sin avisar. La nueva ley del país nórdico busca luchar contra la publicidad engañosa y los ideales de belleza irreales. Instagram anunció en 2019 que retiraría aquellos filtros que imitan la cirugía estética, por sus efectos sobre la salud mental de los más jóvenes.
Es una puerta abierta que potencia el intrusismo, uno de los grandes males del sector. “Se ha abierto una especie de popurrí de muchos profesionales que se denominan especialistas en prácticas para las que no están formados”, dice la Aecep, que exige a todos sus miembros, aparte de la carrera de medicina y la especialidad de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, una experiencia ejerciendo de al menos cinco años más. “El hecho de que un médico, solo por serlo pueda hacer de todo es algo del siglo pasado. Necesitamos aumentar la concienciación entre los pacientes, para que puedan y sepan informarse bien, por su salud”, añaden en la Sepcre. Porque, no acudir a las manos adecuadas tiene graves riesgos para la salud, muchas veces irreversibles.
Todo empezó con una rinoplastia
1. PRIMERA NARIZ. La cirugía plástica estética es una especialidad bastante moderna comparada con otras disciplinas médico-quirúrgicas. En 1887 se hace la primera rinoplastia estética en EE UU y en 1907 se publica el primer libro sobre la materia titulado The Correction of Featural Imperfections, de Charles Conrad Miller.
2. GUERRAS. Durante la Primera Guerra Mundial la cara de miles de soldados quedó desfigurada. Se crearon, sobre todo en Inglaterra, campamentos de especialistas dedicados a la reconstrucción facial. En España, la cirugía estética empezó a realizarse con cierta normalidad después de la Guerra Civil, concretamente en 1940. Especialistas extranjeros formaron a cirujanos militares españoles para ayudar a los heridos que precisaban reconstrucciones faciales.
3. HOLLYWOOD. En la época dorada de Hollywood, en los años veinte del siglo pasado, las cirugías de las celebridades permitieron que la sociedad conociese ese tipo de intervenciones. Una de las operaciones más sonadas fue la rinoplastia de la cantante y actriz Fanny Brice. Pioneros en Europa fueron la cirujana Suzanne Noël en París (Francia), conocida por su técnica de estiramiento facial, y el cirujano Joseph Lister en Alemania.
4. PÍO XII. En los años cincuenta la disciplina se extiende por todo el mundo, es el verdadero auge de la cirugía. El Papa Pío XII hizo en 1958 un reconocimiento público de la especialidad durante el décimo congreso italiano de cirujanos plásticos, en el que defendió la importancia de la cirugía plástica para resolver problemas de sufrimiento psicológico que otras especialidades no solucionaban.
