Keir Starmer ha hecho finalmente este martes lo que muchos en su partido le reclamaban: explicar las decisiones de su Gobierno a unos votantes confusos por el aluvión de malas noticias. Por unos anuncios de recortes y sacrificios procedentes de un Partido Laborista que, hace poco más dos meses, obtuvo una victoria electoral histórica con la promesa de sacar al país del atolladero en que lo habían dejado 14 años de mandatos conservadores.
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