La crisis por la caída de Íñigo Errejón sacude a Sumar en su momento más débil y pone a prueba de nuevo al espacio que coordina en el Gobierno Yolanda Díaz. Tras la dimisión de su portavoz parlamentario, forzada el jueves por las acusaciones de violencia machista, el líder de IU, Antonio Maíllo, elevó las críticas y pidió cuentas al apuntar, sin nombrarlo, al partido de la vicepresidenta. El dirigente reclamó “responsabilidades” si alguien “tuvo conocimiento” del comportamiento del entonces diputado “y no hizo nada”, mientras Más Madrid se afanaba en atribuirse la precipitación de su renuncia. La presión llega cuando la organización carece de un liderazgo claro tras el paso a un lado de Díaz en junio, en plena redefinición del proyecto y con la reapertura del debate para elegir a un sucesor en la portavocía del Congreso. En un tono muy diferente, desde el Ejecutivo, la socialista María Jesús Montero trasladó su respaldo al socio minoritario de la coalición al defender la “contundencia” con la que había actuado Sumar.
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