Los 16 migrantes ―10 bangladesíes y seis egipcios― que desembarcaron el miércoles a primera hora en Albania de la nave militar italiana Libra miraban a su alrededor desubicados y perplejos ante el despliegue de fuerzas de seguridad que se realizaba para ellos: unos 70 miembros de la tripulación, medio centenar de funcionarios en tierra, un viaje estimado en 18.000 euros de pasaje para cada uno de ellos. Cuando dejaron sus casas rumbo a lo desconocido, seguramente nunca pensarían que saldrían en la tele, ni que acabarían en Shengjin, una especie de pequeño Torremolinos albanés.
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