Todas las guerras tienen sus ganadores, y las comerciales también. Desde el primer disparo en enero de 2018, cuando el entonces presidente estadounidense Donald Trump incrementó los aranceles a los paneles fotovoltaicos y las lavadoras de China, países como Vietnam o México han visto cómo sus exportaciones crecían ocupando la distancia, cada vez mayor, entre Washington, Bruselas y Pekín.
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