La emoción y el deseo de explorar el continente africano es una fuerza poderosa capaz de borrar cualquier rastro del cansancio acumulado en el viaje. Aterrizamos en Zimbabue después de un vuelo con escala en Roma y, tras unos breves trámites administrativos para obtener los visados, nos encontramos con el camión que será nuestro medio de transporte durante las próximas dos semanas.
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